miércoles, 28 de septiembre de 2011

Trabajo e Interacción; Habermas entre Kant y Hegel (Teoría de la Acción Comunicativa)


     



Como heredero de la escuela sociológica frankfurtiana, Jürgen Habermas en este texto nos lleva de vuelta a la filosofía. El problema de la sociología del último siglo estuvo marcado por la confrontación entre teorías estructuralistas y comprensivas. El problema de las estructuras y la acción no parece estar resuelto, apriorismos y empirismo  y Habermas nos lleva a una revisión del pensamiento hegeliano  en contraposición al pensamiento kantiano.



Para la filosofía kantiana, el espíritu aparece como previo al yo. Que se constituye en la autoconciencia, como una unidad abstracta y pura que solo refiere a sí misma. Este yo es un yo abstracto que aparece con un contenido, alejado de todos los objetos posibles del mundo[1] , pues esta autoconciencia pura, se vuelve solo en sí misma como objeto único. En la filosofía kantiana y su imperativo categórico, el yo aparece como autónomo, como ley para sí mismo, sienta las bases de una filosofía que evacúa la intersubjetividad, donde sujetos solitarios se norman a sí mismos; la perdida de la comunicación. La filosofía moral kantiana al hacer de su imperativo categórico un universal, cancela lo ético, es decir, la relación entre lo particular y lo universal (a esto me referiré más adelante), saboteando la comunicación. Al aparecer estas leyes como universales suponen un acuerdo anterior a los sujetos, validadas por una abstracción. Las de la moral kantiana son universales en un sentido abstracto, pues valen para el sujeto como generales y al mismo tiempo “deben” ser pensadas como validas para la totalidad de los mismos. Es ahí donde la interacción se cancela en una acción de sujetos solitarios y autónomos, donde cada cual debe actuar como si fuese una conciencia única, teniendo la certeza de que todas sus acciones morales concordarían a priori con las acciones de los demás sujetos. Para Habermas esta acción se asemeja a un monólogo, es decir una acción con un único personaje.

Para Hegel el espíritu no es algo previo a la conciencia del yo. El yo se constituye en un saber de sí mismo en una alteridad, en otro que se identifica consigo mismo. Esta dialéctica de la autoconciencia, vas más allá de la relación de una conciencia solitaria y entra más bien en una relación de complementariedad de sujetos que se reconocen. La autoconciencia de forma en base a un reconocimiento recíproco, un “entrelazamiento de perspectivas”[2] Para Hegel el yo existe como particular y universal, pues existe como un yo subjetivo y un yo general, un acuerdo entre yoes, un consenso, un espíritu con sujeto y uno sin sujeto con una conexión entre ambas esferas, sin una relación jerárquica entre ambas. Este tránsito (un medio) de un particular a un universal es para Hegel el espíritu. El autor nos entrega el ejemplo del amor, donde lo diferente permanece como unido y cada uno se asimila al otro en esa oposición. Una distinción que iguala al yo con otro. Pero el amor sería un resultado de un movimiento, una reconciliación resultante de un conflicto previo. Hegel pone en manifiesto una relación ética como lucha por el reconocimiento. Este trae de vuelta el conflicto y la opresión del yo y restablece un dialogo ético entre sujetos. El drama del sufrimiento propio se reconciliaría en el reconocimiento del drama de otro.




Hegel propone como base de formación del espíritu la mediación de las categorías  lenguaje, trabajo y familia y como antes mencioné, el autor no asocia la constitución del yo a una autoconciencia solitaria, sino que la comprende como un proceso de formación, a saber, un acuerdo o pacto comunicativo entre opuestos, donde la reflexión no es lo fundamental, sino le medio en que se establece la identidad de los universal y lo particular. En el lenguaje se nos aparece en un primer momento como particularidad, es decir un sujeto solitario empleando símbolos y que está enfrentado a la naturaleza y que nombra las cosas. Lo nombrado se transforma así en un universal, en una permanencia que habita en la tradición. En el lenguaje el espíritu es puro medio, no algo anterior, ni dentro ni afuera, una acción comunicativa universal.

La familia para Hegel es la realización del espíritu objetivo, la verdad de lo particular y lo universal, como espíritu inmediato o natural. Es en la familia donde se produce la individuación, no como un producto dado sino más bien como efecto de esa sociabilización e interacción.

El trabajo aparece el momento de la particularidad, asociado a la satisfacción de las necesidades y al deseo individual, pero encontramos en el instrumento una permanencia, una memoria, una universalidad. El trabajo suspende el deseo inmediato y deja atrás la satisfacción de las necesidades. Los medio aquí son los instrumentos donde quedan grabadas las experiencias subjetivas de quienes trabajaron con ellos. Así como el nombre es lo que permanece frente a las percepciones individuales, el instrumento permanece frente al momento del goce y el deseo. “La subjetividad del trabajo queda elevada en el instrumento a  algo universal; todos pueden imitarlo y trabajar de la misma forma; se convierte en este sentido en regla constante de trabajo”[3] En la dialéctica del trabajo no hay un sometimiento a la naturaleza en una relación monológica, más bien hay una interacción del sujeto al poder de esta. Por un lado se suspenden los deseos inmediatos y estos permanecen en los instrumentos todo bajo leyes naturales que se imponen al yo.


[1] Habermas, Jürgen, “Trabajo e Interacción” (  ) pág. 14
[2] Ibíd., pág. 15
[3] Ibíd., pág. 29


2 comentarios:

  1. Bueno, está bien redactado, primero que nada. Luego, yo no entiendo mucho de sociología, no sabía que existían esas teorías de la percepción del yo y la objetividad y subjetividad del mismo en el entorno, pero entendí el concepto perfectamente, solo que desde una perspectiva más espiritual.

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  2. Bueno Desenchufaíta, según uno de esas formas de comprensión de la realidad, el espíritu estaría en medio, sería lo que media entre la subjetividad y la objetividad como ley general....y no producto de la conciencia de un sujeto..

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