martes, 25 de marzo de 2014

EL FENÓMENO DE LA COSIFICACION DE GEORG LUKÀCS (TEORÍA CRITICA)


Para Lukàcs el concepto de mercancía  se constituye como el problema estructural central del modo de producción capitalista. Para este autor la forma mercancía es una relación entre personas que adopta la naturaleza de una cosa, en otras palabras una relación entre hombres y su trabajo que se transforma” en una relación entre objetos: No solo de objetiva el producto humano y se cristaliza en un “mundo de objetos”, sino también se objetiva el hombre mismo en tanto que el hombre ya no se percibe como sujeto, sino como objeto, en función de las leyes “naturales” del mercado. El trabajador pierde su relación directa con el todo de su trabajo y esta relación perdida, se expresa solo en trabajo abstracto, productor de valores de cambio, instalándose en la misma conciencia del trabajador. Esta descomposición del proceso del trabajo, como mecanización racional, separa las cualidades psicológicas del trabajador de su personalidad total, objetivándose con intención de insertarlas en sistemas racionales de especialización reducidas al formalismo calculista. Para ello la división social del trabajo es la condición que permite romper dicha relación del trabajador con el producto de su propio trabajo: Así el trabajo mismo pierde su vinculo con la unidad orgánico-irracional que esta, según al autor, cualitativamente determinada. Esta separación viene a reemplazar la concepción orgánica y espontanea en relaciones racionales formales cosificadas, como un proceso económico unitario, produciendo a la vez que las relaciones humanas con los objetos reales se tornen invisibles e irreconocibles y que esas mismas formas se constituyan como verdaderas expresiones de la vida social. Pero el proceso debe abarcar todas las manifestaciones de dicha vida social y para ellos esta racionalización del trabajo debe también producir una ruptura con los métodos jurídicos, empíricos y administrativos tradicionales (y sus vínculos materiales), instalando un sistema cerrado de puro formalismo lógico. Así por ejemplo tenemos el derecho tradicional (fluido, dinámico, irracional) transformado en un derecho especializado encarnado en juristas profesionales especializados), en correspondencia con la economía en su forma general y universal (nuevamente un perdida de la visión del todo) que debe ser coherente consigo misma, ocultando cualquier elemento contradictorio, tornándose funcional como reflejo de la situación económica o mejor dicho, de la realidad económica. Esto también ocurre en el ámbito de la ciencia moderna, que se aparta a su vez de toda problemática material y ontológica, eliminando estas esferas y diseminándolas en leyes parciales en sistemas formalistas herméticos, ocultando así el mundo exterior y su carácter cualitativo que les es inasible. De esta manera la ciencia queda incapacitada de conocer el carácter social de su propio  campo de estudio, evacuando cualquier realidad caótica y los valores que la constituyen. La filosofía se abre aquí como pura posibilidad de formar una ciencia en conjunto, una reconexión con el todo atomizado por la antes nombrada especialización, recuperando y trayendo de vuelta el sustrato material lo que esa misma división evacuo; Pero sería vano buscar alcanzar una conexión con el todo a través de la transcendencia ·”valores eternos”, pues estos mismo trascendentes, reconfiguran mediante el formalismo, las leyes naturales “dadas” entrando ellas en concordancia con las formas de pensamiento de la sociedad burguesa, sustrayendo una vez mas el sustrato material que ocurre en la ciencia, la jurisprudencia y la economía. Se hace necesario buscar una clarificación efectiva, buscando la génesis de la ciencia, el derecho, la economía  y el formalismo, penetrando el los motivos,  y la necesidad de ellos, como relación sujeta a intereses de clases, motivaciones de actos, etc. Así podríamos dar cuenta de una realidad cognoscible, en esa misma penetración de los motivos que producen dichos fenómenos pero esto no podría ocurrir si las ciencias se unificaran de forma mecánica, sino más bien se transformaran internamente a través de un método filosófico unificador. La filosofía burguesa para Lukàcs sería incapaz de ello: No porque no siente cierta “nostalgia de unidad” [1]; no porque la filosofía haya aceptado el mecanismo antimaterial de la existencia y el formalismo calculista de la ciencia, no, sino porque pata nuestro autor en el terreno de la sociedad burguesa es imposible alterar el punto de vista, la perspectiva, la visión. Puede producirse un intento de un conocimiento acumulativo enciclopédico de el saber como un todo como también poner en duda el valor del sistema de conocimiento formal en frente de la “vida misma”, pero todas estas corrientes de pensamiento estarían condicionadas por la tendencia básica del pensamiento filosófico, que acepta domo dado los resultados y los métodos de las ciencias especializadas. La filosofía quedaría atrapada en la misma lógica que busca develar, imposibilitada de entrar en la cosificación que subyace a esa lógica formal: De esta manera el mundo cosificado de los hombres se nos presente como el único mundo posible, el único conceptualizable, como el único comprensible. No hace mucha diferencia si esto es aceptado con satisfacción, con resignación o desespero ya hasta que se busque un camino de vuelta a lo místico irracional o mejor dicho la inclusión de estos elementos en el camino hacia la vida, el pensamiento burgués seguirá siendo su propio obstáculo en la senda hacia planteamientos claros sobre su génesis, su finitud, lo real y la sustancia que en ella yace perdida.

Claudio Pereira



[1] Lukács, Georg, (1923) “Historia y Consciencia de Clase), Cáp. I “El fenómenos de la cosificación” Pág. 153

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