Marx en el primer capitulo de el capital nos señala que en el modo
de producción capitalista, el hombre aparece no como un sujeto transformador de
la realidad a través del trabajo, sino rebajado a la categoría de
mercancía. El trabajo como valor de
cambio, impide que el trabajador se identifique con el producto creado por él.
El mismo trabajador, al convertirse en asalariado vendiendo su propio tiempo,
queda reducido a objeto de mercancía o valor de cambio, a puro medio en manos del capitalista,
sufriendo así un tipo de alienación. Por
una parte el hombre se separa de su proyección (que es el producto de su
trabajo, deja de pertenecerle), pues el objeto que produce, se vuelve extraño a
él, como un “poder independiente de quien
lo produce”[1].El
trabajo aparece como algo externo a el, no se identifica con el, no es feliz,
no que encuentra su propia miseria en él y no su realización como ser genérico,
como ser universal. “Cuanto mas produce
el obrero, nos dice, menos para consumir tiene, cuanto mas valores crea, mas se
desprecia y ve como disminuye su dignidad; cuanto mas se conforma su producto,
mas deforme es el obrero; cuanto mas poderosos es el trabajo, mas privado es
espíritu es el obrero, ya convertido en esclavo de la naturaleza”. [2] El hombre ya no
aparece como un sujeto transformador de la realidad a través del trabajo
(gracias al cual se desarrolla) y se proyecta en su creación a través de los
productos, en los que pone su propio ser y donde la materia quedaría
humanizada. Marx acusa varias formas en
las que la alineación es identificable, siendo las que describiré a
continuación, algunas de las más características. Por una parte suerte la relación del hombre con el producto de su
trabajo, donde el ya no se siente identificado con él, algo ajeno que lo
aventaja, que lo domina, sintiendo hostilidad hacia el objeto, y este trabajo
es su relación con el mundo exterior
sensible, con la naturaleza, mundo que se opone a él de manera extraña y
también hostil. Tenemos también la relación del obrero con su propia actividad
como actividad extraña, alienada, pues tampoco le pertenece, y donde su “actividad
vital”, aparece como pura actividad, como puro medio. El hombre vive de
la naturaleza inorgánica como medio de sustento que modifica por su propia
voluntad, como pura extensión de el mismo, pero la contradicción aparece cuando
el autor da cuenta de que mientras el obrero mas produce, menos medios de
subsistencia recibe, dejando así (la naturaleza) de pertenecer como objeto a su
trabajo y a la vez, dejando de ser medio se subsistencia en sentido inmediato. El hombre es un ser genérico nos dice Marx, vive de la
naturaleza y se conoce a si mismo, se define a si mismo en su relación con lo
exterior, en su practica y en su teoría se define como universal con respeto a todo lo demás, se comporta como “genero viviente”; Pero como el trabajo
alienado torna al hombre extraño a la naturaleza y a si mismo (su actividad
vital activa) también lo vuelve extraño a su propio genero, a sus ser genérico
y universal, primero como alienación de la vida genérica e individual, y la
segunda ya hecha abstracción , el fin de la primera, la vida genérica. Pero en
vista de que el hombre se ha vuelto extraño
a su ser genérico, esto también significa que el hombre se ha vuelto
extraño a un otro, y que cada uno de lo
hombres se ha vuelto extraño a la esencia humana. +. Y si el producto se su
trabajo ya no le pertenece, ello solo es posible por que le pertenece a otro
que no es el obrero. Su tormento, dice Marx, es el goce de otro y su alegría,
arrebatada, es la de otro. Esta es la alineación
del hombre respecto del hombre , que en tanto el obrero siente el producto
de su trabajo como es algo ajeno, hostil y extraño (objetivado), esto quiere
decir al mismo tiempo que está también en una relación con otro hombre extraño,
hostil, poderoso e independiente de él, es el dueño de ese objeto, de su
trabajo objetivado. De esta manera el
trabajo alienado no solo engendra su relación con el objeto de su trabajo y una
relación con el acto mismo de él, también engendra una relación respecto de él
con otros hombres, un hombre al margen de él. Por medio del trabajo alienado,
el obrero entra en una relación con respeto al trabajo como en la relación del
mismo con respecto al capitalista o como se le llame, con respecto a su persona.
Así el profesor Marx, extrae el concepto de trabajo alienado de la Economía Política
como resultante del movimiento de la propiedad privada y si este se nos
presenta como premisa, no sería más que un efecto de la misma alineación del
trabajo, “del mismo modo como los dioses
no son, en el origen, la causa, sino el efecto de la aberración del
entendimiento humano”.[3]
CLAUDIO PEREIRA
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