Freud nos aclara que
partimos de la base, de que la represión produce angustia, a saber, nos
encontramos en la primera teoría sobre la angustia de Freud. En algunos casos
lo angustioso es algo reprimido que retorna, y esta particularidad de lo
angustioso es lo ominoso. No importa si en su origen el contenido de lo
reprimido era angustioso o no, sino que produce angustia, precisamente por retornar
de lo reprimido. El autor describe posteriormente que esto explica el paso de Heimlich a Unheimlich, algo familiar pero pretérito, que se vuelve ajeno por
el proceso de represión. En palabras de Freud, Unheimlich, es de una manera cualquiera, una especie de Heimlich. Es aquí donde Freud se remite
a Schelling, y su definición de lo siniestro Unheimlich, como aquello que debiendo permanecer oculto, sale a la
luz. Lo ominoso remite a que representa la puerta de acceso al lugar en que
cada cual ha morado al comienzo. Es por tanto, lo ominoso que otrora fue
domestico, lo familiar de antiguo, lo primario, lo pretérito. Queda claro para
Freud que el “un” de Unheimlich es la marca de la represión,
que es la castración Lacaniana.
Los factores que Freud
expone, remiten a un estado de narcicismo primigenio al que la represión
transformo en algo extraño; por ejemplo el momento en que el infante establece
con su madre una relación de absoluta dependencia, en donde no hay diferencia
entre el YO y en NO-YO, en donde el
primer “doble” del niño se encuentra en la figura materna, tomando a la madre
como objeto de deseo, al ser esta aseguradora de supervivencia. Freud describe
este fenómeno como un retorno a
determinadas fases de la evolución del sentimiento “YOICO”, en una regresión a la época en que el YO aun no se había
demarcado netamente frente al mundo exterior y al prójimo (sic). Lo siniestro
no es efecto de algo nuevo o ajeno, sino algo familiar y antiguo a la vida
anímica, una remembranza del pasado, solo enajenada del presenta por la
represión del YO. Recurriendo a Lacan este nos aconseja remitirse a lo
siniestro para encontrar la angustia en Freud (Angst), Lacan dirá que “falta la falta”, es decir, se hace presente
lo que debería faltar (el Ser) y estamos ante la angustia. Es en este instante
donde nos encontramos con Heidegger, quien sostenía que la angustia no se trata
de ningún objeto o ente determinado que lo produzca, a la luz del texto,
Heidegger nos señala: lo amenazador no es/está
en ninguna parte; esto no significa una nada, sino que la nada se hace
patente y el hombre es en su angustia en
donde es arrojado a su singularidad, donde su existencia como ente puede ser
empuñada de manera propia. Haciendo su aparición la singularidad, lo que la
angustia es, es el mundo apareciendo como tal, dando cuenta de aquel ente
arrojado a una bastardía existencial que lo angustia. Esto no es más que la
nada que se presenta en la angustia y
esta no es sin los objetos del mundo, sino que estos objetos nos aparecen
despojados de toda significación. Pero aquello ante lo que huye el temor y la
angustia, aquello de que se siente temor y angustia, lo que atemoriza o
angustia, es algo muy diferente. Lo que atemoriza es siempre un ente
intramundano y amenazador por ser un ente que en un determinado “paraje” se
“desaloja” cada vez más, pero pudiendo quedarse en el camino, por decirlo de
una manera.
En el ocaso, diremos
que tanto Freud como Heidegger nos entregan una visión distante del pensamiento
cartesiano, que afirma la realidad presente en un ego como res cogitans sin mundo. En lugar de entender al hombre en su
realidad, en su conciencia, la analítica de Heidegger y el método
psicoanalítico Freudiano, descubren al hombre, como un ente que esta
esencialmente abierto a las cosas, definidos por su estar en el mundo; como un
ente, por tanto, que consiste en trascender de si propio. Esto se visualiza por el descubrimiento de la
intencionalidad como carácter de los actos psíquicos, que en definitiva afecta
al ser mismo del hombre. Este trasciende de sí, apunta a las cosas, está
abierto a ellas. Esto pone, como hemos señalado, una perspectiva diametralmente
nueva a la realidad del mundo exterior, que no parece como algo “añadido” al
hombre, sino que ya está dado en el. Es
en este escenario donde converge lo siniestro, el habitar, lo primigenio, lo
reprimido, la temporalidad, lo “YOICO”,
lo castrado y la angustia de ser en el
mundo respecto a la nada, que se nos aparecen como posibilidad de supervivencia
del YO construido.
CLAUDIO
PEREIRA
2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario